Era el comienzo del año 2004, y yo estaba en 3º medio. Cerca de la primera semana, en la clase de Biología, el profe (que era nuestro profe jefe) nos cambió a todos de puesto, porque le habían llegado recomendaciones de que éramos muy desordenados (que era cierto). Yo desde el primer día me había sentado con una compañera que iba en mi mismo curso desde primero medio, pero nunca la había tomado en cuenta, y me senté con ella porque me gustó mucho.
Entonces nos cambiaron y me sentaron en la fila frente al profe, con dos compañeras adelante, una al lado mío y dos compañeras atrás. Y por esas casualidades de la vida todas andaban con la regla y el olor que recibía era verdaderamente nauseabundo. Entonces me acerque al profe y le conté lo que me pasaba de una manera bien formal (lo que me costó mucho, porque cómo le dices a tu profe que tienes asco porque estás rodeado coincidentemente por mujeres que están menstruando) y el profe se cagó de la risa pero disimuladamente y en la confianza que se había generado le pedí que me sentara con la niña que me gustaba (que a la larga fue mi polola hasta que salimos del colegio).
El punto es que ese primer acercamiento con el profe, formó una muy buena onda, y con el pasar del tiempo seguíamos tirando la talla, ahora con Colorín,
Formamos todos un grupo muy divertido, buenos pal webeo, carreteros, cheleros (hasta en días de semana carreteabamos), y así todo el tiempo. Salíamos a nuestras casas, a Pub d la comuna y a Vizcachas, etc. Todo esto era genial, porque normalmente se ve a los profes muy lejanos o a veces se puede lesear con ellos, pero involucrarse más allá con una amistad, carrete, vernos en diferentes estados, curados, contarnos cosas, darnos consejos, etc. Y además tenía una mística especial, porque todos eramos cómplices del otro, porque nadie en el colegio podía saber nuestra amistas porque podrían despedir al profe.
Al final en algún carrete llegaron otros profes jóvenes y mas adultos que eran amigos de nuestro profe y los conocimos también, eramos farándula jajaja, supimos y vimos muchos amoríos entre profes, gorreadas, cagasos entre otras cosas.
Salimos de lo normal y monótono que de cierta forma puede ser colegio, a algo entretenido y con confianza. Hasta el día de hoy nos seguimos viendo, y nos acordamos de todas las anécdotas vividas (que serían muchas para escribirlas aquí) y nos recagamos de la risa. Aunque no nos veamos muy seguido, cuando nos juntamos, es como si todavía el lunes haya que estar en la puerta del colegio a las 8 de la mañana.
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